Cuando probamos algo nuevo, si no funciona, en seguida lo dejamos.
Me refiero a hábitos nuevos, por cierto.
Eso pasa porque en el fondo, o no tenemos paciencia, o no nos creemos que podemos llegar a conseguir esa meta. En el primer caso, bastaría con que nos plantáramos en firme y nos preguntáramos si de verdad hemos analizado bien los beneficios de conseguir esa meta.
En el segundo caso, deberíamos revisar las creencias que están detrás de estas dudas.
¿Por qué creo que no llegaré a esa meta? ¿Hay algo que me impide avanzar hacia eso?
Debemos ser conscientes de que cada cambio importante debe centrarse de alguna manera en un cambio de Identidad. No, no estoy hablando de que ya no seré yo, pero sí una persona diferente, que tendrá alguna herramienta más, que disfrutará con ella, y supuestamente será más feliz.
¿Estoy dispuesto a ello?
Tuve a una cliente que tenía un sueño: volver a su peso de los veinte años. Llevaba casada otros treinta, y su marido siempre la había visto así, un poco “redondita”, como ella simpáticamente me decía. Cuando empezó la dieta, perdió con gran esfuerzo unos cuantos quilos en poco tiempo, y me hizo una confesión: su marido estaba cambiando el carácter, lo veía nervioso, y finalmente le dijo que se había enamorado de ella con otra imagen, y que la mujer que de repente se encontraba delante cada día, era ahora una “extraña”. Fue entonces cuando mi cliente con gran alivio, decidió dejar ese esfuerzo y seguir así.
Ya veis, los cambios no son siempre para bien.
Pero tú, ¿qué mal hábito decides cambiar este año?
Nota. Un tercio de las muertes que se producen en España están relacionadas con malos hábitos: 67000 se deben al tabaquismo, 52000 a la mala alimentación, 32000 al consumo de alcohol, 9500 a la escasa actividad física. -Fuente: Informe de salud de la Unión Europea, 2019